El acoso de las gaviotas cocineras, que se posan sobre las ballenas para picotearles el lomo y así alimentarse con grasa y piel, provocan un estrés en los cetáceos que fue definido como micropredación y refuerza la hipótesis de que los ataques pueden haber contribuido al crecimiento de la tasa de mortalidad registrado entre 2003 y 2013.
El dato surge de la última publicación del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) bajo el título “nueva evidencia científica acerca del impacto de los ataques de gaviotas en las ballenas francas australes”, en el que se expone un trabajo comparativo con colonias en otros lugares del mundo donde no existen ataques de gaviotas, informa la agencia Télam.
“El estudio realizado en forma colaborativa con investigadores internacionales revela que las ballenas francas australes de Península Valdés (Argentina) a diferencia de las de Head of Bight (Australia) muestran un cambio de comportamiento y un mayor gasto energético debido a los ataques de gaviotas cocineras”.
El gasto de energía para contrarrestar o evitar el ataque de los pájaros cobra importancia en tanto las ballenas ayunan mientras amamantan a sus crías con leche producida a partir de las reservas acumuladas en las áreas de alimentación, a donde migran en primavera y verano y el utilizar más “combustible” en las acciones evasivas puede conducir a la muerte por debilitamiento.
“Entre 2003 y 2013 se registraron eventos de alta mortalidad de crías de ballena franca en Península Valdés, y aunque no se han identificado las causas exactas, una hipótesis sugiere que los ataques de gaviotas podrían haber contribuido a esa mortalidad”, se indica en las conclusiones.
Se sabe por estudios previos que el acoso continuo desencadena una fuerte respuesta fisiológica al estrés y esto fue reforzado con fotografías de los ejemplares que emergen en posición oblicua para mantener el lomo sumergido intentando evitar el picoteo que les provoca heridas.
En la estrategia de evasión, las ballenas de Valdés y sus crías incrementan su frecuencia respiratoria durante los ataques e incluso cuando no están siendo atacadas con una tasa de respiración que es más alta que en otros puntos del mundo, por ejemplo Australia.
El licenciado en ciencias biológicas Mariano Coscarella reconoció que los estudios han demostrado que los individuos sometidos al picoteo de las gaviotas presentan niveles de las hormonas de estrés por encima de quienes no padecen ese acoso. Calificó como una hipótesis no probada el hecho de que ese picoteo por sí mismo provoque los niveles de mortandad porque de hecho la población en general de la ballena franca austral va en aumento. “Sí creo que puede influir y mucho en la muerte de las crías más pequeñas como también se detectó”, afirmó.
“El fenómeno de la interacción de gaviotas con ballenas comenzó a observarse también en Sudáfrica e incluso en Australia, un dato raro porque se trata de otras especies de gaviotas con un comportamiento muy parecido”, agregó el experto.